Estas inversiones pueden marcar un hito para la economía mexicana que lleve a repensar nuevamente las potenciales oportunidades de crecimiento sostenible que tiene el país y aprovecharlas, dado que a diferencia de otros ingresos como las remesas cuyo efecto es limitado -prácticamente son para subsistencia de los hogares más empobrecidos del país-, la inversión impulsa las capacidades productivas del país y su potencial de crecimiento.
La industria automotriz sigue siendo uno de los principales motores del sector manufacturero. Para ponerlo en contexto, datos del Censo Económico de 2019 muestran que el subsector de Fabricación de equipo de transporte, que incluye la fabricación de automóviles y camiones, a pesar de representar 0.1% del total de unidades económicas, genera 10.0% del valor agregado censal bruto total y 31.4% del manufacturero y, si lo promediamos por persona ocupada, genera 2.1 veces más valor agregado que el promedio de las unidades económicas y 1.6 veces más que el promedio del sector manufacturero. Esto implica que el subsector de Fabricación de equipo de transporte tiene una capacidad de producir utilidades o ganancias sobre la inversión (tasa de rentabilidad) 1.3pp mayor respecto al total y 3.4pp con respecto a la manufactura.
En el ámbito laboral, sin duda este tipo de empresas generan empleo formal que se traduce en mejores condiciones laborales para los trabajadores durante su vida productiva y su retiro. En relación a esto, clasificando a las empresas por tamaño (basado en el número de empleados), a diferencia de la manufactura en donde solo 0.4% de las empresas son grandes, en el subsector de Fabricación de equipo de transporte 20.0% de las empresas son de más de 500 empleados (grandes); en total, el subsector concentra 4.8% del personal ocupado remunerado y 20% del personal ocupado en el sector manufacturero. En cuanto al nivel de remuneración, los trabajadores de la industria automotriz tienen un nivel 37.7% por arriba del promedio nacional y 9.7% con respecto a la manufactura.
Es evidente que este sector con gran trayectoria y tradición en el país aún tiene alto potencial de crecimiento y seguirá siendo uno de los sectores disruptivos en el futuro; por ello, se vuelve prioritario impulsarlo y encaminar esfuerzos para fomentar la atracción de más inversión en este tipo de sectores enfocados en la transformación hacia energías limpias y que destacan por su alta productividad, rentabilidad, remuneración, y baja informalidad.