Empezamos con un informe sobre el rescate de las zonas arqueológicas en la península de Yucatán, todo lo que tiene que ver con el Tren Maya, que lleva consigo el recuperar ese pasado histórico, cultural, artístico, glorioso de la gran cultura maya. Entonces, vamos a informar sobre un sitio arqueológico en Cancún, el antropólogo Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el INAH, que siempre está aquí con nosotros, y luego ya abrimos para preguntas y respuestas. Adelante.
DIEGO PRIETO HERNÁDEZ, DIRECTOR GENERAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA (INAH): Muchas gracias, señor presidente. Muy buenos días. buenos días a las compañeras y compañeros de los medios, y a todo el público que nos sigue en esta conferencia matutina. Seguimos adelante con el trabajo de estudio, recuperación y difusión del inmenso patrimonio histórico y arqueológico que se encuentra en los estados por los que cruza la ruta del Tren Maya, este gran proyecto de desarrollo regional, que no sólo es un sistema de transporte, de comunicación, de carga, sino que también habilita la posibilidad de poner en valor inmensas riquezas culturales antiguas y contemporáneas que hay en toda esta región, en donde floreció y sigue en desarrollo la gran cultura, la gran nación maya.
En cuanto al salvamento arqueológico, como ustedes saben, ya hemos otorgado vistos buenos de obra al 100 por ciento de los tramos 1 al 5 y en el 7, esto significa que en estas áreas el salvamento arqueológico se concentra ya en algunas obras complementarias, pero sobre todo en tareas de laboratorio, análisis de materiales, sistematización de la información.
En el tramo 6 es donde tenemos todavía un pendiente por lo que hace a ciertas áreas, en donde hay monumentos de cierta relevancia que tenemos que salvamentar; pero, como ustedes saben, ya prácticamente la obra se lleva a cabo en todos los puntos en que avanzan las diferentes tareas que todos los lunes se están informando en las conferencias matutinas.
Como ustedes ven, el incremento en la recuperación de materiales e información arqueológica ya es menor porque se concentra en obras complementarias y en este pequeño reducto, digamos así, estos pequeños espacios, puntos muy específicos del tramo 6.
En cuanto a bienes inmuebles, hemos recuperado ya información de 53 mil 385 bienes inmuebles, estructuras arqueológicas, que pueden consistir en cimientos, albarradas, basamentos, plazas, áreas residenciales, pequeñas edificaciones o elementos que tienen que ver con plataformas prehispánicas.
El número es increíble, es una inmensa cantidad de estructuras que nos otorgan una información muy valiosa que seguramente cambiará la mirada que tenemos sobre el desenvolvimiento, el esplendor y la diversificación de las culturas mayas, de este gran tronco civilizatorio que floreció en el sureste de México, la península de Yucatán y buena parte de Centroamérica.
En cuanto a fragmentos de cerámica, conocidos popularmente como tepalcates, llevamos más de un millón 97 mil 664 fragmentos, es una inmensidad de material, son enormes cantidad de cajas, todas las cuales se analizan, se estudian, se clasifican, para poder determinar los sistemas de intercambio, para poder determinar corrientes migratorias y desarrollos estilísticos.
En cuanto a bienes muebles relativamente íntegros, podríamos hablar de mil 840: cerámica, escultura, herramientas de piedra o lítica, y también elementos que tienen que ver con metates y todo el trabajo doméstico; 760 vasijas, algunas ya restauradas y otras en proceso de restauración; 586 enterramientos humanos, que nos hablan mucho de las concepciones de la vida, de la muerte, de los rituales funerarios; y mil 340 rasgos naturales asociados con la presencia de grupos humanos.
Pero el trabajo no termina allí; también, como parte de las tareas que instruyó el presidente Andrés Manuel López Obrador, existe un Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas, que habrá de beneficiar a 26 zonas en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Este programa se va a intensificar porque el presidente ha instruido que cientos de jóvenes profesionistas, sobre en arqueología, pero también en conservación, antropología física y otras disciplinas, una vez que vayan concluyendo sus trabajos de salvamento arqueológico, pasen a reforzar las tareas de mejoramiento de zonas arqueológicas, por lo que yo quiero enviar un saludo y un reconocimiento muy especial al trabajo esforzado de esos jóvenes profesionistas que trabajan de sol a sol en condiciones climáticas, muchas veces, muy adversas y que han tenido aquí un espacio de oportunidad muy grande porque van a tener una formación profesional que no hubiesen obtenido solamente en el aula.
Hay egresados de la Universidad Autónoma de Yucatán, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, de la Universidad de Campeche, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, por supuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México, incluso de universidades privadas, como la Universidad de las Américas campus Puebla, de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente de Guadalajara, en donde muchos muchachos egresados de las carreras de conservación están participando en las tareas, de la Universidad Autónoma del Estado de México, de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México y, por supuesto, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la más antigua escuela de arqueología, antropología y las demás disciplinas antropológicas que hoy está cumpliendo 85, este año está cumpliendo 85 años de existencia.
La tarea de mejora de zonas arqueológicas no remite sólo a zonas que están en condiciones de selva, que están, por decirlo así, alejadas de los asentamientos contemporáneos, también hay zonas arqueológicas enclavadas en las áreas urbanas, como aquí la del Templo Mayor, esto ocurre también en la península.
Y nos vamos a referir ahora a un sitio arqueológico muy interesante, pequeño, pero muy hermoso, que se asemeja de alguna manera al sitio de Tulum, que es más conocido, y me refiero a El Meco, un sitio en el norte de Quintana Roo que se encuentra en el límite del municipio de Benito Juárez, donde está Cancún, y del municipio de Isla Mujeres. Espero que aprecien el video. Gracias.
VOZ MUJER: En la costa del Caribe mexicano, al norte del estado de Quintana Roo, en los linderos entre el municipio de Isla Mujeres y Benito Juárez, en que se ubica Cancún, se erige la zona arqueológica de El Meco, antiguo puerto maya que tuvo su origen en el siglo III de nuestra era como un pequeño asentamiento de pescadores que más adelante fue abandonado y vuelto a ocupar hacia el siglo XI, cuando se dio un importante arribo de pobladores provenientes del interior de la península de Yucatán a la costa oriental, conformando un importante centro de comunicación marítima que tuvo su esplendor entre los siglos XII y XV de nuestra era, así que sus habitantes pudieron observar con asombro la llegada de los europeos a tierras peninsulares.
Se presume que su nombre original pudo ser Beelma o Beelmaan, que puede interpretarse como canal de comercio o falso canal, en referencia a la franja de mar que media entre este puerto continental y la Isla Mujeres ubicada a escasos kilómetros al oriente del sitio, que desde principios del siglo XX recibió el nombre de El Meco en alusión al apodo que tenía un vecino de la zona.
Por su ubicación en la costa oriental de la península, el asentamiento fue un centro nodal para el comercio marítimo desarrollado por los antiguos mayas en la bahía de Isla Mujeres, manteniendo vínculos con Tulum, Muyil y Cobá, lo que hizo que El Meco deviniera en una ciudad próspera.
Su arquitectura no es tan majestuosa como la de otras urbes, pero denota delicadeza en sus acabados, destreza en la construcción de sus edificios y cuidado en su estilo y elementos decorativos. No obstante su reducida escala, la ciudad contenía espacios singulares, como la Plaza A, conjunto residencial con varios edificios de usos civiles, religiosos y de habitación para las élites, ya fuesen gobernantes, nobles o sacerdotes.
Entre los vestigios ha sido posible encontrar pequeños espacios o altares para ofrendas, entierros y rituales.
Entre las estructuras que lograron sobrevivir al embate del tiempo se encuentra la plaza cívica y ceremonial, donde se yergue el castillo, el edificio más alto en la región, con 12.5 metros de altura, que se cree era centro de peregrinaje y punto de vigía hacia la región de Cancún; e Isla Mujeres, el sitio fue documentado por primera vez por Augustus y Alice Le Plongeonen 1877 y después por Teoberto Maler en 1891, que describió las cabezas de serpiente ubicadas en las alfardas.
A principios del siglo XX el castillo fue encalado y usado como lindero. En ese tiempo, algunos sujetos lo dinamitaron para obtener piedra para construcción, lo que dejó al descubierto las etapas constructivas de este icónico edificio, que a semejanza de los edificios de Tulum corresponde al inconfundible estilo costa oriental.
En los años 60 del siglo pasado el sitio fue cortado en dos por la carretera que une Puerto Juárez, con Punta Sam, pero ahora, gracias al Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas, Promeza, Tren Maya Séebaan báalam, se plantea volver a unir la zona monumental con la franja costera, de modo tal que se convierte en un destino que combine la zona arqueológica con el atractivo de playa para ofrecer al viajero la experiencia de un sitio arqueológico conectado directamente al mar de cara a la magnífica Isla Mujeres, abriendo nuevas áreas de investigación y de visita a este sitio increíble de la costa maya del Caribe, ubicado a unos pasos de la zona hotelera de Cancún.
El proyecto para este interesante puerto maya antiguo considera también la instalación de mejores servicios para la atención al visitante, lo que incluye sanitarios, recepción, área de descanso, sala de interpretación e infraestructura para la investigación y conservación del sitio, esto permitirá articular un interesante circuito de visita en el área metropolitana de Cancún, que incluye los sitios arqueológicos de El Rey, San Miguelito y el Museo Maya de Cancún.
De esta manera, acreditamos que la modernidad no está reñida con el cuidado y recuperación de la memoria, así como el fortalecimiento de nuestras identidades múltiples, y que la civilización maya está más viva que nunca, no sólo en los testimonios materiales de su grandeza, sino en la vitalidad y la fuerza de los pueblos mayas que luchan hoy por una sociedad más justa, que los incluya y les abra opciones de bienestar y persistencia.