Ahora, lo que se acostumbra por el acelere del líder moral de Morena, es decir, el presidente López Obrador, es adelantar los tiempos de definición de candidaturas para de esta manera posicionarlos en el ánimo electoral antes que a los abanderados de la oposición.
Delfina Gómez dejará su cargo en este mes para ser nombrada como coordinadora de la defensa del voto en la entidad mexiquense para, llegado el momento, convertirse en la candidata de los partidos oficialistas, con ello dejará en el camino a Horacio Duarte, administrador general de Aduanas, y al senador Higinio Martínez, aunque los tres pertenecen a la misma cofradía de morenistas mexiquenses.
La titular de la SEP deja una administración a la deriva, ya que su paso por esta dependencia fue mediocre, por decirlo de forma elegante, al tiempo de que los principales retos que enfrentó como la deserción escolar y en general por el retraso en la instrumentación de la reforma educativa de AMLO, se recrudecieron durante su gestión.
De hecho, si no fuera por el acuerpamiento que hizo el SNTE en torno a la secretaria de Educación Pública, hubiera salido por incapacidad y no por aptitudes, como es el caso al ir a buscar la gubernatura.
En otros tiempos, con los resultados mostrados por la maestra Gómez al frente de la SEP, saldría defenestrada, pero estamos en tiempo de la 4T, en donde los méritos profesionales y de gestión se dejan de lado, para dar paso a la lealtad incondicional hacia el jefe del Ejecutivo federal.
La originaria de Texcoco ya perdió en una ocasión la elección para gobernador a manos de Alfredo de Mazo y ahora está ante una segunda oportunidad dorada, ya que con toda la fuerza del Estado, en donde irá por la revancha y como se vislumbran los resultados, si es que toda la oposición no presenta un candidato único, será la primera mujer gobernadora de Edomex.
No tendría caso en estos momentos hacer una evaluación más profunda de su paso al frente de la SEP, toda vez que no serviría de nada en virtud de que sus negativos son abrumadores.
En cuanto a su relevo, en primera instancia se habló de un personaje cercano a Adán Augusto López, titular de la Segob, pero ahora se considera como relevo a uno de los llamados duros de Morena, incrustado en posiciones segundonas en la estructura del gobierno de la 4T.
Para el caso da lo mismo, ya que si en más de tres años no han hecho gran cosa en mejorar la calidad de la educación y la infraestructura educativa en el país, menos en lo que resta del sexenio.
Qué lastima que se use una institución como la SEP como trampolín para escalar posiciones políticas, en vez de nombrar un especialista que, por lo menos en este sector, entregue buenos resultados el gobierno, pero no será así.
El fracaso mostrado en el sector educativo retrasa la preparación de varias generaciones por la improvisación, la pandemia, y la insuficiencia presupuestal provocada por una austeridad franciscana que buscó cercenar recursos de programas y dependencias para ocuparlos en las tres obras insignia de AMLO, Santa Lucía, Dos Bocas y Tren Maya, que al día hoy se han caracterizado como barriles sin fondo y con nulo beneficio para el grueso de la población.
La cancelación del programa Escuela de Tiempo Completo ilustra perfectamente lo dicho, al tiempo que recrudece la marginación de los niños y jóvenes que están en condición de que ni siquiera tienen acceso a una adecuada alimentación.
Sale Delfina Gómez por la puerta de atrás y seguramente pasará a la historia como una titular que no supo en dónde estuvo parada y menos pretender estar a la altura de grandes mexicanos que tanto lustre le dieron a la SEP, como su creador José Vaconcelos, Agustín Yáñez, Jaime Torres Bodet y Jesús Reyes Heroles.
Hay que decirlo, la SEP se mantiene de pie merced al magisterio y su compromiso por la educación y las nuevas generaciones y no por funcionarios que abandonan sus responsabilidades torales en aras de satisfacer aspiraciones personales.