El gasto significativo en exploración y producción es crucial para evitar esta situación. Sin embargo, sin estos esfuerzos, México se verá obligado a importar crudo para mantener operativas sus refinerías. Esta situación es un cambio notable para un exportador global clave.
Durante años, Pemex no ha podido satisfacer la demanda local de combustible debido a sus refinerías obsoletas, lo que ha llevado a México a exportar crudo mientras importa gasolina y diésel, principalmente de Estados Unidos. El presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, invirtió en una nueva refinería para reducir esta dependencia.
Actualmente, México produce alrededor de 1.8 millones de barriles por día (bpd) de crudo y condensados. La nueva refinería, conocida como Dos Bocas u Olmeca, es un proyecto emblemático de López Obrador, aunque ha enfrentado retrasos y sobrecostos significativos, con un costo actual estimado en 18 mil millones de dólares, el doble del presupuesto inicial.
A pesar de la puesta en marcha de campos como Trion y Zama, se espera que la producción no compense la disminución en los campos maduros a partir de 2030. La Secretaría de Energía proyecta que la producción alcanzará entre 2.164 y 2.390 millones de bpd en los escenarios más optimistas y pesimistas.
El regulador de la industria CNH informó que la producción de crudo en México cayó un 6.2% interanual en junio, situándose en 1.57 millones de bpd. La producción combinada de crudo y condensados fue de 1.84 millones de bpd, también una disminución del 6.2%.
La refinería Olmeca, con una capacidad planificada de 340,000 bpd, no estará lista para producir comercialmente este año, según fuentes cercanas. Además, el Ministerio de Energía pronostica que procesarán 1.6 millones de bpd, aún por debajo del consumo de alrededor de 1.7 millones de bpd.
Expertos han señalado que los fondos destinados a la refinería Olmeca podrían haberse invertido mejor en exploración, producción y diversificación hacia fuentes de energía renovables.