Bacab y Lum, los depósitos en cuestión, se encuentran a 60 metros de profundidad y habían alcanzado su máxima producción hace más de una década. Con esta nueva iniciativa, Pemex espera bombear un total de 73.4 millones de barriles, generando ingresos por 4,300 millones de dólares, de los cuales más de la mitad se destinarán a las arcas del Gobierno.
Desde 2018, bajo el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador, Pemex ha centrado sus esfuerzos en fortalecer su infraestructura, invirtiendo en nuevas refinerías y renovando las existentes. Este movimiento también forma parte de una estrategia más amplia para revertir la reforma energética de su predecesor, Enrique Peña Nieto, que había abierto el sector a la inversión privada.