Durante el sexenio actual, Petróleos Mexicanos (PEMEX) ha experimentado un crecimiento notable en su deuda a corto plazo, un fenómeno que refleja la desconfianza del mercado en la estrategia de la compañía y el entorno económico marcado por altas tasas de interés.
A finales del primer semestre de 2024, los pasivos a corto plazo de PEMEX ascendieron a 396 mil 301 millones de pesos, más del doble de los 191,796 millones reportados al inicio de la administración en 2018. Este aumento ha sido progresivo, alcanzando su punto más alto a finales de 2023 con 477 mil 222 millones de pesos.
Uno de los factores detrás de este incremento es la creciente desconfianza de los inversionistas, quienes perciben un riesgo elevado en la capacidad de PEMEX para cumplir con sus obligaciones. Esta percepción ha dificultado la emisión de deuda a largo plazo, obligando a la empresa a refinanciar continuamente su deuda a corto plazo, lo que resulta en costos elevados debido a las altas tasas de interés y la calificación crediticia de la compañía.
Paralelamente, PEMEX ha visto una reducción en su deuda a largo plazo, que ha disminuido de 105 mil 792 millones de pesos en 2018 a 99 mil 391 millones en el primer semestre de 2024. Esta reducción se atribuye principalmente a las inyecciones de capital del gobierno federal, que ha utilizado su capacidad para obtener mejores tasas de interés en el mercado y refinanciar la deuda de la petrolera.
La nueva administración de PEMEX podría considerar una refinanciación a largo plazo, aunque esto conllevaría un aumento en los intereses, lo que podría dificultar la reducción de su deuda total. La situación financiera de la empresa sigue siendo un reto, con implicaciones significativas para su futuro y la economía mexicana.