La producción de los principales campos petroleros de PEMEX ha registrado una tendencia a la baja en los últimos meses, lo que ha generado preocupación entre los analistas del sector.
Entre los cuatro principales campos que aportan la mayor cantidad de petróleo y condensados a la estatal mexicana, tres han visto una disminución en su producción, una situación que no parece revertirse en el corto plazo.
Especialistas han advertido de los riesgos de adelantar la producción en los campos estratégicos de PEMEX, señalando el riesgo de un declive adelantado de los mismos.
Zaap y Tupilco Profundo, dos de los principales productores de crudo, junto con Quesqui, el mayor productor de condensados, han registrado una caída sostenida en su producción desde el año pasado.
Este declive ha contribuido a que PEMEX acumule 10 meses consecutivos de disminución en su producción total, que en julio de 2024 se situó en 1.755 millones de barriles diarios, comparado con el pico de 1.884 millones alcanzado en abril y mayo de 2023.
Por otra parte, el campo Zaap, que contribuye con el 10% de la producción estatal de petróleo, ha visto su producción caer casi a la mitad desde el inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
En julio de 2024, el campo produjo aproximadamente 153 mil barriles diarios, muy por debajo de su pico de 300 mil barriles diarios alcanzado en febrero de 2019. Quesqui, por su parte, ha reducido su producción de condensados de 208 mil barriles diarios en abril de 2023 a 152 mil barriles diarios en julio pasado.
Los analistas han advertido que la presión política para mantener altos niveles de producción ha llevado a la sobreexplotación de algunos campos, acortando su vida útil. La rápida caída en la producción de estos activos clave genera incertidumbre sobre la capacidad de PEMEX para revertir esta tendencia y enfrentar los desafíos futuros en el sector energético mexicano.