De acuerdo con la expera, este deterioro se debe en gran parte al agotamiento de las reservas petroleras y a limitaciones presupuestales que restringen la exploración de nuevas áreas.
En 2010, las reservas probadas (1P), probables (2P) y posibles (3P) de Pemex sumaban 30.5 millones de barriles. Sin embargo, para 2024, esta cifra se redujo a 16.4 millones de barriles, reflejando una pérdida significativa en la capacidad de reposición. Además, el 50% de la producción actual depende de apenas siete campos, la mayoría de los cuales se encuentran en declive productivo.
Al inicio del sexenio pasado, el gobierno proyectaba que la producción alcanzaría 2.6 millones de barriles diarios. Sin embargo, esta meta fue ajustada a 2 millones, un objetivo que tampoco se cumplió. En octubre de 2024, la producción cerró en 1.561 millones de barriles diarios, incluyendo hidrocarburos líquidos y condensados, alcanzando apenas 1.822 millones de barriles diarios.
Barrios destacó que Pemex ha sido históricamente una empresa enfocada en aguas someras, pero su futuro depende de explorar en áreas más complejas, como aguas profundas, una estrategia común en empresas internacionales para compensar el declive de campos maduros. Sin embargo, Pemex enfrenta desafíos presupuestales y operativos que limitan esta posibilidad.
La situación subraya la urgencia de renovar esfuerzos en exploración y gestión de reservas para asegurar la sostenibilidad de la producción de petróleo en México, clave para la economía y el sector energético del país.