El déficit habitacional, nuestra asignatura pendiente
México sigue enfrentando un déficit habitacional serio, y el reto no se resolverá únicamente con más financiamientos o campañas publicitarias. Necesitamos un cambio de enfoque. El Infonavit, por su posición estratégica, debe trascender el otorgamiento de créditos y convertirse en un articulador que una a desarrolladores, gobiernos locales y comunidades.
¿Qué implica esto en la práctica? Que cada vivienda que se construya o financie responda a las necesidades de quienes la habitarán y de la ciudad en su conjunto. No podemos repetir viejas historias de construcciones levantadas en medio de la nada, alejadas de escuelas, empleos y servicios.
La relocalización de plantas y oficinas (conocida como nearshoring) está inyectando inversión y dinamismo en estados como Nuevo León y Chihuahua. Esto eleva la demanda de vivienda y servicios en los corredores industriales, con la posibilidad de detonar un crecimiento equilibrado siempre y cuando exista una planeación que vaya de la mano con las necesidades de quienes llegarán a trabajar a esas zonas.
Aquí el Infonavit tiene un papel fundamental: debe anticipar dónde se requerirán viviendas e impulsar el desarrollo coordinado con autoridades estatales y municipales. De lo contrario, corremos el riesgo de ver nuevamente complejos habitacionales a medio habitar o sin los servicios indispensables. El objetivo debe ser aprovechar este boom económico para generar entornos productivos y habitables, no solo espacios inmobiliarios sin conexión real con la dinámica local.
La Inteligencia Artificial al servicio del sector
Otro gran punto de quiebre en la industria inmobiliaria es la Inteligencia Artificial. Gracias a los modelos predictivos y el análisis automatizado de datos, hoy es posible identificar tendencias de compra, zonas con mayor demanda y patrones de búsqueda en línea.
Este conocimiento permite no solo mejorar la experiencia del usuario (al ofrecer opciones más precisas), sino también optimizar la planeación de proyectos. De hecho, el Infonavit y otras instituciones podrían aprovechar estas tecnologías para ubicar focos críticos de déficit habitacional o diseñar soluciones de financiamiento ajustadas a las necesidades reales de cada región. La IA, bien empleada, puede ser un aliado de gran valor para que la vivienda llegue a quien la necesita y en las condiciones adecuadas.Un millón de viviendas, ¿cifra o transformación real?
La promesa gubernamental de construir un millón de viviendas en seis años suena ambiciosa. Pero el éxito no estará en cumplir con la cifra, sino en que realmente se traduzca en un cambio estructural para muchas familias. Construir de manera dispersa y sin planeación dará pie a desarrollos con poca vida comunitaria y servicios deficientes.
Por el contrario, densificar las ciudades en zonas estratégicas, impulsar proyectos de uso mixto y acercar a la gente a escuelas, empleos y centros de salud contribuye al bienestar colectivo. Un millón de viviendas puede ser un logro mayúsculo únicamente si cada hogar se integra armónicamente al entorno urbano y mejora la calidad de vida de los residentes.
El reto de tejer alianzas y resultados
Aterrizar un plan de vivienda de esta magnitud no depende de una sola institución ni de un puñado de desarrolladores. Requiere un tejido amplio, con el Infonavit como eje articulador. Coordinación es la palabra clave: que los gobiernos estatales y municipales diseñen planes de desarrollo urbano bien cimentados; que el sector privado asuma su responsabilidad social; y que la ciudadanía encuentre en estos programas una forma de mejorar su calidad de vida.