En el país, la vivienda social se entiende como aquella destinada a personas o familias con ingresos limitados, quienes no podrían acceder a una vivienda a través de los mecanismos tradicionales del mercado. Sin embargo, la producción de vivienda social ha mostrado un crecimiento insuficiente.
De acuerdo con el Reporte Anual de Vivienda 2023 del Infonavit, la producción de vivienda social y la inversión de los hogares en este segmento han mostrado un crecimiento limitado. En el primer semestre de 2023, se construyeron apenas 60 mil 800 viviendas de interés social.
Este rezago se atribuye a factores como el financiamiento insuficiente, dado que los créditos otorgados no suelen cubrir el costo total de una vivienda adecuada; el incremento en los costos de construcción, que desincentiva a los desarrolladores; la ubicación de las viviendas en zonas periféricas, alejadas de centros urbanos; y el rezago en políticas públicas, que no siempre responden a las necesidades reales de la población.
Por otro lado, la demanda de vivienda media y residencial ha crecido en México. Durante el primer trimestre de 2023, el Índice SHF de vivienda media-residencial aumentó un 11.9 por ciento, mientras que, en el mismo periodo de 2024, el crecimiento fue del 9.2 por ciento.
Este incremento se ha visto impulsado por la vocación turística de algunos estados, la creciente demanda de trabajadores remotos que buscan un estilo de vida en destinos tipo centro turístico y la compra de casas de vacaciones tanto para uso personal como para renta. Además, el Estado de México se ha posicionado como el segundo estado con mayor demanda digital de inmuebles a nivel nacional.
Esta combinación refleja una polarización en el mercado inmobiliario mexicano, donde las necesidades de los sectores más vulnerables no están siendo atendidas con la misma eficacia que las de los segmentos más solventes.