
Este fenómeno, intensificado por aplicaciones en internet de renta de corto plazo, tensiona el derecho a la vivienda digna, garantizado por el artículo 4 constitucional. Sin embargo, la gentrificación también revitaliza zonas olvidadas, atrae inversión y crea empleos. Las aplicaciones digitales ofrecen confianza, calidad y seguridad, apoyan a pequeños anfitriones y generan ingresos fiscales, como el 3% por hospedaje. Es crucial, no obstante, empoderar a los jóvenes con viviendas asequibles que promuevan la convivencia comunitaria. Millones, según el Inegi, comparten hogares con "roomies", una práctica que alivia costos y fortalece lazos solidarios.
Este proceso no se limita a la capital. En Guadalajara, colonias como Americana y Chapultepec enfrentan alzas de renta del 40% en cinco años, desplazando familias por la proliferación de cafés y espacios de trabajo compartidos. En Monterrey, Barrio Antiguo ve cómo desarrollos de lujo reemplazan casas tradicionales, con precios que subieron 30% desde 2020. En Querétaro, el Centro Histórico sufre presiones similares.
En México, la crisis habitacional es severa: la ENVI 2020 reporta un déficit de 8.2 millones de viviendas, con 3.1 millones de hogares en apuros económicos. ONU-Habitat indica que 38.4% de la población vive en condiciones precarias. En la Ciudad de México, el Censo 2020 muestra que 75% de quienes necesitan vivienda tienen terreno, pero no recursos para construir. El hacinamiento, la pobreza y la falta de empleo, especialmente en colonias marginadas y zonas rurales de Chiapas o Tabasco, alimentan la inseguridad y la violencia.
Bajo el liderazgo de la doctora Claudia Sheinbaum, el gobierno federal ha priorizado la vivienda como pilar de justicia social. Su Programa de Vivienda y Regularización planea construir 1.1 millones de viviendas en el sexenio, con 600 mil millones de pesos, de las cuales 600,000 gestionará Infonavit y 500,000 Conavi, enfocándose en jóvenes, mujeres jefas de familia y comunidades indígenas. En 2025 se edificarán 180,000 unidades, 100,000 de ellas para renta asequible a jóvenes de 18 a 30 años, con créditos a tasa cero y pagos que no superen el 30% de sus ingresos. Estas viviendas incluirán áreas verdes y espacios culturales para fomentar la convivencia comunitaria. El programa, que regularizará 1 millón de escrituras, apuesta por ubicaciones bien conectadas, superando el abandono de 650,000 casas por su aislamiento. En la capital, el gobierno local invirtió 9,000 millones de pesos en 2025 para 5,000 viviendas en renta y rehabilitación, pero la demanda de cientos de miles de unidades exige más.
La Ciudad de México enfrenta desafíos en agua, transporte, residuos y seguridad. La gentrificación no debe combatirse con violencia, como las protestas contra nómadas digitales o negocios, que dividen y debilitan comunidades. Se requieren soluciones estructurales: regular aplicaciones en internet, establecer topes de renta, reservar suelo para vivienda social y fomentar la participación ciudadana. El compromiso social y comunitario debe orientarnos: empoderar a los jóvenes y proteger a los vulnerables no implica frenar el desarrollo, sino construir una ciudad inclusiva y segura.
Se deben encausar las siguientes propuestas: 1) Regular rentas y aplicaciones en internet para evitar alzas especulativas; 2) Exigir vivienda social en nuevos desarrollos, con supervisión rigurosa; 3) Adquirir terrenos para vivienda asequible; 4) Involucrar a comunidades en la planeación urbana para fortalecer su identidad; 5) Ampliar programas de Infonavit para autoconstrucción y espacios colectivos, priorizando a vulnerables. La gentrificación es una oportunidad para crear ciudades justas, donde el derecho a la vivienda y el sentido de comunidad sean realidades, especialmente para los jóvenes que imaginan su futuro en el corazón de la ciudad.