"Lo cierto es que Estados Unidos y Canadá mantienen intacto su derecho a detonar la instalación de un panel internacional en cualquier momento, sin que sea previsible bajo ningún escenario aparente que vayan a renunciar a ello. Esto, lejos de fortalecer la posición negociadora de nuestro país, la hace más vulnerable y la debilita", consideró.
En este escenario, México se encuentra en una posición de desventaja, debido a que el equipo de transición actual del Gobierno federal, expresó su negativa por negociar el Capítulo Octavo del TMEC.
Recordó que el equipo de transición liderado por el Dr. Seade, fue incluir que México se reservaba el derecho a reformar la Constitución y legislación interna, además de que mantendría el dominio directo, la propiedad inalienable e imprescriptible de todos los hidrocarburos.
Explicó que, en cualquier tratado comercial, los países tienen el derecho de mantener incólume su derecho a reformar la Constitución y legislación interna. Sin embargo, si las reformas violentan compromisos asumidos en el tratado se aplicarán sanciones previstas en el tratado como la aplicación de aranceles.
"La expectativa de nuestros socios comerciales es sencilla; piso parejo frente a las Empresas Productivas del Estado mexicanas. Ni más, ni menos", señaló el también socio a cargo de la práctica transaccional de la firma Santamarina y Steta.
Finalmente, resaltó que el cambio de interlocutores en la SE no es lo más sensato que, además de radicalizar la posición de México, no cuentan con la experiencia de sus antecesores. De ello, consideró que México no puede detener y menos retroceder el reloj de la historia. El país es muy distinto al México de 1938 y 1960, ya que el futuro de las economías mira hacia la inversión privada y el desarrollo de las energías limpias.