El Comienzo: La creación de la CFE y nacionalización
Previo a la creación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en 1937, la industria eléctrica nacional estaba compuesta por tres pequeñas empresas privadas regionales que, de los 18.3 millones de habitantes, podían abastecer solo a 7 millones de personas. A raíz de esto, el propósito de la CFE era dirigir el desarrollo, la operación, y el mantenimiento del sistema eléctrico nacional para facilitar el acceso a electricidad al resto de la población a través de la generación, transmisión y distribución de este vital recurso.
Nacionalización y el surgimiento de la planificación centralizada
En la década de 1960, el presidente Adolfo López Mateos emprendió un proceso de nacionalización, pasando a control estatal las empresas privadas de electricidad. Esta centralización buscaba garantizar el acceso universal a la electricidad, promover el desarrollo industrial y salvaguardar los intereses nacionales, ya que en su momento solo el 44% del país estaba electrificado. El estado asumió el control de toda la cadena de valor eléctrico, lo que resultó en un sistema verticalmente integrado liderado por la CFE. Si bien, este enfoque logró expandir el acceso a la electricidad, también limitó la competencia dentro del sector.
Previo a la Desregulación: La Ley De Servicio Público de Energía Eléctrica (LESPE) Tras su publicación en el Diario Oficial de la Federación en 1975, la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica (LESPE) entró en vigor estableciendo que le corresponde exclusivamente a la nación, generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público, en los términos del artículo 27 constitucional. Pero, con la reforma de 1992 propuesta por el presidente Salinas de Gortari, el marco regulatorio abrió:
La generación de energía eléctrica para autoabastecimiento, cogeneración o pequeña producción; La generación de energía eléctrica que realicen los productores independientes para su venta a la Comisión Federal de Electricidad; La generación de energía eléctrica para su exportación, derivada de cogeneración, producción independiente y pequeña producción; La importación de energía eléctrica por parte de personas físicas o morales, destinada exclusivamente al abastecimiento para usos propios; y La generación de energía eléctrica destinada a uso en emergencias derivadas de interrupciones en el servicio público de energía eléctrica. Con este cambio en la LESPE y en paralelo la firma del Tratado de Libre Comercio (NAFTA por sus siglas en inglés), se creó el ecosistema ideal para detonar la inversión privada y el desarrollo económico en el país.
Abriendo las puertas: La Reforma Energética de 2013
Reconociendo la necesidad de modernizar el sector eléctrico, el gobierno mexicano introdujo una iniciativa energética integral. La reforma tenía como objetivo desregular el mercado eléctrico mexicano con el propósito de fomentar la competitividad, atraer inversión privada, y presentarle a los usuarios la posibilidad de escoger entre un contrato de suministro eléctrico privado o la CFE.
Uno de los pilares clave de este esfuerzo fue la liberalización del mercado energético, permitiendo la participación del sector privado en la generación, comercialización, y suministro de electricidad, mientras que el Estado se mantuvo con la transmisión, distribución, y planeación de la red eléctrica nacional.
Beneficios de la participación del sector privado La introducción de la participación del sector privado en el sistema eléctrico nacional de México ha traído varios beneficios a la economía en general:
Mejora de la eficiencia: La participación del sector privado ha introducido competencia en el sector, promoviendo ganancias de eficiencia y reducción de costos. Las empresas privadas han aportado experiencia especializada, tecnologías avanzadas y prácticas de gestión que ayudan a optimizar las operaciones y mejorar el rendimiento general de los servicios energéticos.
Aumento de la inversión: La apertura del mercado eléctrico a la inversión privada ha atraído flujos de capital significativos al sector. Las empresas privadas han podido invertir en nuevas capacidades de generación, infraestructura de transmisión y proyectos de energía renovable, contribuyendo a la mejora del sistema eléctrico. Transferencia de tecnología e innovación: La participación del sector privado ha facilitado la transferencia de tecnologías avanzadas y soluciones innovadoras al sector eléctrico. Estos avances han permitido la integración de fuentes de energía renovable y la implementación de soluciones digitales, lo que conduce a un sistema de energía más sostenible. Diversificación de fuentes de energía: La participación del sector privado ha fomentado la diversificación de la matriz energética de México. Con la introducción de proyectos de energía renovable y limpia, el país ha reducido su dependencia de los combustibles fósiles, contribuyendo a mitigar el impacto del cambio climático.
Desafíos y el camino a seguir
A pesar de los numerosos beneficios de la participación del sector privado, persisten desafíos en el sistema eléctrico de México. La transición hacia un mercado más competitivo requiere un marco regulatorio sólido y una continua evolución de las reglas del mercado, entre otros aspectos. Garantizar una competencia justa, la estabilidad de la red y una infraestructura de transmisión adecuada se deben de mantener como prioridades para el desarrollo del sector.
Con una visión estratégica y una colaboración efectiva entre los sectores público y privado, México puede seguir avanzando hacia un futuro energético más prometedor si aborda algunos desafíos pendientes y aprovecha nuevas oportunidades como:
Infraestructura de transmisión y distribución: A medida que se expande la participación del sector privado y se diversifican las fuentes de energía, es fundamental fortalecer la infraestructura de transmisión y distribución. Se requiere una planificación estratégica y una inversión continua para garantizar una red confiable y eficiente que pueda manejar la creciente demanda y la integración de energías renovables. Energías renovables y sostenibilidad: La participación del sector privado ha impulsado la adopción de energías renovables en el sistema eléctrico mexicano. Sin embargo, se deben tomar medidas adicionales para promover la sostenibilidad y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto implica fomentar políticas y programas que incentiven la generación y el consumo de energía limpia, así como promover la investigación y el desarrollo de tecnologías energéticas más eficientes. Inclusión y equidad: A medida que se promueve la participación del sector privado, es fundamental garantizar la inclusión y equidad en el acceso a la electricidad. Se deben implementar medidas para garantizar que las comunidades rurales y marginadas también se beneficien de las mejoras en el sistema eléctrico. Esto podría incluir programas de electrificación rural, tarifas especiales para grupos vulnerables y la participación de comunidades locales en proyectos energéticos.
Innovación y desarrollo tecnológico: La participación del sector privado en el sistema eléctrico mexicano ha fomentado la transferencia de tecnología y la implementación de soluciones innovadoras. Es fundamental seguir promoviendo la innovación y el desarrollo tecnológico en áreas como el almacenamiento de energía, la gestión inteligente de la demanda y las redes eléctricas inteligentes. Esto permitirá una mayor eficiencia y flexibilidad en el sistema eléctrico.