No son sólo palabras. Este fin de semana el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, anunció vía su cuenta de X (antes twitter) una inversión de 2.2 mil millones de dólares, de la empresa estadunidense Transition Industries y la Corporación Financiera Internacional (del Banco Mundial) para desarrollar en México el proyecto de metanol con emisiones netas cero, más grande del mundo.
Las palabras del diplomático que ha tenido y tiene mayor cercanía con el Jefe del Ejecutivo mexicano, parecen marcar un nuevo derrotero en la ruta que venía registrándose en materia energética entre ambos países.
Pacífico Mexinol como se denomina el proyecto ayudará a reducir la quema de gas natural, fomentará el tratamiento de aguas residuales, diversificará la capacidad química de México, aumentará las exportaciones y contribuirá a generar empleos, de acuerdo con lo que explicó Salazar.
Será construído a partir del próximo año 2024 y comenzará operaciones comerciales a finales del año 2027.
Este proyecto explicó el diplomático contribuirá a avanzar en las metas climáticas compartidas por América del Norte y a limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius y, por tanto, evitará la profundización de la devastación ambiental.
Producirá metanol verde a partir de carbono capturado e hidrógeno verde y metanol azul, a partir de gas natural, con captura de carbono.
Salazar expresó en un comunicado que este tipo de iniciativas son un claro ejemplo de que cuidar al planeta e invertir en energías limpias atrae inversiones y genera oportunidades.
Anticipó que generará más de 3 mil empleos durante la construcción y hasta 450 trabajos directos e indirectos durante las operaciones.
El embajador de EU en México enfatizó que este proyecto es ejemplo de lo que se puede lograr cuando los gobiernos trabajan conjuntamente con el sector privado y los organismos internacionales para combatir el cambio climático, avanzar en la transición energética de América del Norte y generar oportunidades y bienestar.
El anuncio de la multimillonaria inversión estadounidense en energías limpias llama la atención por varios motivos.
Primero, porque parece contradictorio. ¿Por qué?, porque el gobierno de México, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ejercido una política energética que mantiene congelados numerosos proyectos de inversión en energías limpias.
Segundo, porque pende sobre México la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos inicie un panel de solución de controversias en el marco del pacto comercial Estados Unidos-México-Canadá, o T-MEC.
En septiembre pasado, el gobierno de Estados Unidos lanzó una fuerte señal de que prepara una ofensiva contra la política energética de México.
El gobierno de Joe Biden pidió a las empresas energéticas estadounidenses que presenten declaraciones juradas para documentar cómo las políticas proteccionistas de México dificultaron sus inversiones.
Al mismo tiempo vale la pena señalar que la amenaza de la disputa comercial, aunque latente, se está haciendo vieja.Todo indica que ha pesado más el acuerdo político entre ambas naciones.
La extraordinaria colaboración de México en materia migratoria con Estados Unidos, aparentemente le ha valido, por lo menos, para retrasar la ofensiva comercial de ese país en contra del nuestro.
El potencial conflicto comercial entre México y Estados Unidos es precisamente por los obstáculos que ha impuesto el gobierno mexicano a las energías limpias y su decisión de fortalecer a Pemex y CFE.
Ese es el contexto. Lo que está ocurriendo parece ir en sentido contrario.
Este nuevo anuncio de una fuerte inversión en energías limpias, es el segundo que se realiza en las últimas dos semanas.
El primero, fue el de un fondo de inversión de Dinamarca, Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), que invertirá 10 mil millones de dólares en el Istmo de Tehuantepec, para producir hidrógeno verde.
En cuanto a este nuevo proyecto de Pacífico Mexinol, es muy importante el anuncio en términos de inversión, pero es todavía más importante el propósito que tiene el gobierno de Estados Unidos: consolidar a América del Norte como una potencia líder en energías limpias.
El gobierno de México, en los últimos días, se alineó con la política de EU para fiscalizar puntualmente el origen y destino de los capitales y flujos financieros y ha comenzado a dar un viraje en materia de energías limpias. Parece que se está integrando más que nunca al bloque norteamericano. Si fuera así, sería positivo. Veremos.