Damian Tabakman, consultor global en Real Estate y coordinador del Congreso Inversiones y Desarrollos Inmobiliarios Expo Real Estate, explicó que la vivienda se encareció después de la pandemia y ahora el costo de construcción más la inflación se presenta en todo el continente, pero particularmente en América Latina.
En la postpandemia se encarecieron mucho los insumos de la construcción y la propia dinámica de consolidación de las ciudades latinoamericanas encareció mucho el precio final, explicó.
Los costos de financiamiento, las tasas de interés en el mundo no están bajando y eso restringe más la oferta de crédito hipotecario, dijo.
Además, los desarrolladores esperan mayor rendimiento en sus inversiones, lo que afecta tanto la venta como la renta de vivienda.
Tabakman comentó que en Argentina, el gobierno reguló las rentas al fijar un tope para tratar de ayudar a los inquilinos, pero el efecto fue que muchas personas dejaron de alquilar su vivienda y la oferta disminuyó: Trajo el efecto inverso. Se restringió la oferta y la vivienda disponible terminó siendo más cara por ser escasa, apuntó.
Un reciente estudio de Lamudi encontró que en 16 de 17 ciudades en América Latina se necesitan más de tres salarios mínimos para rentar en un barrio de clase media, como en la colonia Narvarte en la Ciudad de México, o en Chapalita, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
El consultor agregó que la inflación y las tasas de interés están en una meseta donde no suben, pero tampoco están bajando, por lo que no percibe signos de mejora en los costos de construcción y en los precios de la vivienda.
Cuando se encarece el costo de la construcción se vuelve más inaccesible el precio final de la vivienda, salvo que lo subsidie de alguna manera el gobierno, pero en América Latina los gobiernos no tienen holgura fiscal para hacerlo, indicó.
Se intenta resolver por el lado de la tierra, pero aún regalada, si la construcción es cara y el costo financiero también, el desarrollador como empresario busca un negocio que le dé resultado económico positivo y lo induce a entrar en segmentos de precio más alto.
A finales del año pasado, las ciudades con el metro cuadrado más caro en América Latina fueron Montevideo, Uruguay, con 3 mil 166 dólares; Ciudad de México, con 2 mil 948 dólares; Monterrey, con 2 mil 621 dólares, y Guadalajara, con 2 mil 535 dólares.
El cálculo se hizo a partir del precio publicado en avisos de venta en sitios web de la región, mayormente del Grupo QuintoAndar. Las tres principales ciudades de México están entre las cinco con el metro cuadrado más caro.