Considerando cifras mensuales, presentó un avance de 0.3% en el primer mes del año en curso, en relación al último del año previo.
Al respecto, un análisis de Monex indicó que llamó la atención el subcomponente de Construcción No Residencial, al registrar su primera caída en cuatro meses, situándose en -3.6% m/m; en contraste, el gasto de la Construcción Residencial incrementó 6.8% m/m.
Los analistas consideran que el enfoque de construcción estaría llegando al cierre de esta gestión de Gobierno, por lo que ahora será clave evaluar los nuevos proyectos que se mencionen en las propuestas de campañas electorales, para evaluar si existe espacio para mantener dicha inercia favoreciendo a la actividad económica. Adicionalmente, será clave evaluar si el efecto del nearshoring será un factor que sume valor al crecimiento en dichos indicadores en este año.
Por su parte, en Banorte sus expertos indicaron que dos componentes presentes en 2023 se mantendrán durante la primera mitad del año, como lo es el gasto presupuestado para los proyectos gubernamentales; además de la permanencia de la inversión en construcción de espacios industriales.
Agregaron que la construcción seguirá liderando la inversión en el país. No obstante, es relevante destacar dos puntos. En primer lugar, anticipamos que la divergencia entre sectores continuará. La construcción residencial probablemente se mantendrá más débil en el margen, reconociendo que los precios de los insumos específicamente la mano de obra se han acelerado en los dos primeros meses del año. Al respecto, el Centro de Estudios de Ingeniería de Costos de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) aseguró que el costo de mano de obra para una vivienda de 90m2 es de $127.3 mil (2023: $120.1 mil; +6% a/a). Por el contrario, la expectativa para el rubro no residencial es más positiva, con el soporte tanto de la inversión privada (asociada plenamente a la demanda de espacios industriales) como pública (con miras de finalizar proyectos de infraestructura insignia). En segundo lugar, la apreciación del peso mexicano podría tener un efecto neto positivo. De acuerdo con la CMIC, 60% de los insumos del sector es importado, siendo EE.UU. el principal proveedor (50 por ciento).