La demanda de vivienda para atender a la fuerza laboral que requiere el nearshoring, un fenómeno de relocalización de empresas a nivel internacional que se ha acelerado en México, podría alcanzar las 165,000 unidades de menos de 1 millón de pesos en el 2024, según datos de Softec.
Dicha cifra es 37.5% más respecto a lo estimado en el 2023, cuando se detectó una demanda potencial de 120,000 casas y departamentos alrededor de los polos industriales.
Gene Towle, director general de la consultora Softec, detalló que el próximo año se desarrollarán un total de 5.5 millones de metros cuadrados de naves industriales, los cuales requerirán el volumen de parque habitacional mencionado.
Sin embargo, hasta el momento, se tiene detectada la edificación de sólo 159,000 viviendas, de todos los rangos de precio (económico, medio y residencial), por lo que la demanda no alcanzaría a ser cubierta.
Se han anunciado alrededor de 42,000 millones de dólares de inversión industrial en el país y estas empresas tienen un impacto sobre el resto de los productos inmobiliarios. Por cada 1,000 metros cuadrados de naves industriales, se necesitan 30 viviendas; es decir que hay una necesidad tremenda que no está siendo satisfecha. A los desarrolladores les cuesta mucho trabajo la construcción, aunque también vemos una enorme oportunidad, comentó el experto.
La mayor parte de la demanda de vivienda de la clase trabajadora se concentra en el segmento económico, al mismo tiempo, es el que menos se construye en el país. Towle explicó que, actualmente, se edifican 50% menos unidades de 350,000 a 500,000 pesos que hace 4 años.
Vivienderas piden subsidios y menos trámites Durante el seminario Softec de la Industria Inmobiliaria 2023, Sergio Leal, director general de la desarrolladora Vinte, indicó que el costo de los materiales y el exceso de trámites han sido dos de los principales factores que han frenado a los proyectos habitacionales asequibles.
Se debe desregularizar el sector, antes se tardaba seis meses en liberar la construcción de un fraccionamiento, ahora son 18 meses. ¿Quién va a querer invertir 200 millones de pesos en un terreno para que después de un año y medio pueda empezar a construir? Hay que tener mucho capital para sacar un proyecto de vivienda y debemos pasar por los tres niveles de gobierno, agregó el empresario.
Por su parte, Jesús Sandoval Armenta, director general de Ruba, aseguró que no hay de otra para atender la demanda de vivienda derivada del nearshoring, más que el gobierno retome los subsidios para la construcción.
Desafortunadamente, el subsidio se tergiversó y se hizo mal uso de él en años pasados, ahora no hay ningún apoyo. Se requiere de una política pública que brinde las condiciones adecuadas para construir vivienda económica entre el sector público y privado, de manera ordenada sin caer en los excesos que se tuvieron en las administraciones anteriores, dijo el director de la viviendera.
Además, añadió que los empresarios deben ser solidarios y estar dispuestos a recibir márgenes menores en los proyectos habitacionales dirigidos a los trabajadores, pero que se recompensan con el volumen de unidades.
Se ha caído la oferta de vivienda económica porque, no sólo no es atractivo construirla, sino que a veces es imposible hacerlo. Pero si no la hacemos, tendremos un problema social muy grave, remarcó Sandoval.
Estrategias
Por el momento, la estrategia de Ruba será mantenerse activa en los polos industriales atractivos para el nearshoring; no obstante, Sandoval aseguró que se mantendrá un enfoque humanista, ya que, a pesar de la crisis que se vive en el segmento de interés social, no dejará de construir unidades de este tipo.
Cabe mencionar que 45% de las viviendas desarrolladas por la empresa son de interés social, aunque representan 22% de sus ingresos; mientras que la vivienda media ocupa 55% de la producción y genera 78% de los ingresos.
La mayoría de nuestro mercado está ahí (en la vivienda económica), pero tarde o temprano nos va a alcanzar el destino, si no resolvemos los problemas de infraestructura eléctrica, de agua potable y de vivienda, vamos a desaprovechar la oportunidad del nearshoring. Es cierto, hay alternativas: las invasiones y la construcción informal, pero estas deterioran las condiciones de vida de la clase trabajadora, apuntó el director.