La obra estará a cargo de la Secretaría de Marina e incluirá dos terminales de contenedores y muelles de mil 500 metros, capaces de recibir tres megabuques simultáneamente. Además, contará con una central termoeléctrica y grúas eléctricas de alta capacidad, lo que no solo optimizará sus operaciones, sino también minimizará su impacto ambiental.
Sheinbaum destacó la relevancia de este proyecto como motor de desarrollo nacional, subrayando el papel de las Fuerzas Armadas en la ejecución de obras estratégicas como el Tren Maya y los aeropuertos. La gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno, celebró la modernización logística que representa esta obra, resaltando su potencial para transformar el bienestar de la población.
El Nuevo Puerto Manzanillo no solo fortalecerá la conexión con otros puertos clave de México, como Lázaro Cárdenas y Veracruz, sino que estará integrado al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ampliando las oportunidades de inversión privada y desarrollo económico en el país. Según el economista Israel Macías López, esta obra posicionará a Manzanillo al nivel de puertos de clase mundial como el de Los Ángeles, consolidando a México como un actor central en el comercio global.
A pesar del optimismo, Macías López advirtió que el éxito del puerto dependerá de mejoras en la infraestructura terrestre que lo conecta con el resto del país. La ampliación de la autopista Colima-Manzanillo y la renovación de rutas carreteras serán cruciales para evitar cuellos de botella y aprovechar al máximo el potencial del nuevo recinto.
Actualmente, el puerto de Manzanillo moviliza más de cuatro millones de contenedores al año y representa el 67% del Producto Interno Bruto nacional. Con la ampliación proyectada, México no solo atenderá la creciente demanda del comercio internacional, sino que consolidará su posición como un nodo logístico global, marcando un hito en el desarrollo económico y estratégico del país.